Profissão de Fé do Blog.

Profissão de Fé do Blog "Creio em um só Deus, Pai onipotente, Criador do céu e da terra, de todas as coisas visíveis e invisíveis. E em um só Senhor, Jesus Cristo, Filho Unigênito de Deus, nascido do Pai, antes de todos os séculos. Deus de Deus, Luz de Luz, Deus verdadeiro de Deus verdadeiro. Gerado, mas não feito, consubstancial ao Pai, pelo qual foram feitas todas as coisas. Ele, por causa de nós, homens, e nossa salvação, desceu dos céus. E se incarnou por obra do Espírito Santo, da Virgem Maria. E se fez homem. Foi também crucificado por nós; sob Pôncio Pilatos, padeceu e foi sepultado. E ressuscitou ao terceiro dia, segundo as Escrituras. Subiu ao céu, está sentado à direita do Pai, de onde há de vir segunda vez, com glória, a julgar os vivos e os mortos; e seu reino não terá fim. Creio no Espírito Santo, que é Senhor e Fonte da Vida e que procede do Pai e do Filho. Com o Pai e o Filho é juntamente adorado e glorificado, e é o que falou pelos Profetas. Também a Igreja, una, santa, católica e apostólica. Confesso um Batismo para remissão dos pecados. E espero a ressurreição dos mortos, e a vida do século futuro." Amém.

segunda-feira, 23 de janeiro de 2012

Los niños que mueren sin bautizar

San Agustín, Doctor de la Gracia, aquel que definió la verdadera doctrina católica sobre la predestinación y la salvación, padre de la Filosofía Cristiana y cuya pluma no pudo ser superada por ningún teólogo enfatizó la necesidad absoluta de bautizar a los niños a fin de librarlos de las penas del infierno.


Es un misterio insondable que unos niños mueran sin bautismo y otros no

XXI. 29. Con mucha propiedad no dice el texto: La ira de Dios vendrá sobre él, sino la ira de Dios permanece sobre él. Porque de esta ira, por la que todos están bajo pecado, y de la cual dice el Apóstol: También nosotros éramos por naturaleza hijos de ira, como los demás, sólo nos libra la gracia de Dios por nuestro Señor Jesucristo 52. ¿Y por qué se da esta gracia a unos y se niega a otros? La razón de esta diferencia puede ser oculta, pero no injusta. ¿Pues hay acaso injusticia en el Señor? De ningún modo 53. Ante todo, conviene acatar la autoridad de las divinas Escrituras, para llegar por la fe a su conocimiento. Pues con razón se dijo: Tus juicios son un profundo abismo 54. Como espantado por su profundidad, exclama el Apóstol: ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y ciencia de Dios! 55 Antes había expresado este pensamiento de maravillosa hondura: Encerró Dios a todos en su incredulidad, para compadecerse de todos. Y horrorizado ante este abismo, dice: ¡Oh profundidad de las riquezas de la sabiduría y ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios e impenetrables sus caminos! Pues ¿quién conoció el pensamiento del Señor? ¿O quién le sirvió de consejero? ¿O quién le dio primero y se lo pagará en retorno? Porque de Él, y por Él, y para Él son todas las cosas: a Él la gloria por los siglos. Amén 56.

Demasiado débil entendimiento poseemos para discutir la justicia de los juicios de Dios y la gratuidad de su gracia, la cual no es injusta, aun cuando se da sin mérito precedente alguno; y, sin embargo, cuando se concede a sujetos indignos, nos impresiona menos que cuando se niega a otros igualmente indignos.

30. Los que hallan injusto que los niños, muertos sin la gracia de Cristo, sean privados no sólo del reino de Dios, al que, según confiesan ellos, abre la puerta el bautismo, sino también de la salvación y vida eterna, al indagar cómo puede ser justo que a uno se le purifique de la injusticia original y a otro no, siendo idéntica la condición de ambos, respondan también ellos, conforme a su opinión, cómo es justo que a uno se le administre el bautismo para que entre en el reino de los cielos y al otro no, en las mismas condiciones para ambos. Y si les inquieta el saber por qué de estos dos, que justamente son pecadores por su origen, uno de ellos es librado del cautiverio por la dispensación del sacramento y el otro sigue cautivo, pues no se le concede tal gracia, ¿por qué no se alarman también cuando, entre dos criaturas originariamente inocentes, la una recibe el bautismo, con que entre en el reino de los cielos, y la otra no, quedando excluida del reino de Dios?

En ambas hipótesis hay que volver a la exclamación apostólica: ¡Oh profundidad de las riquezas!

Además, aun entre los mismos párvulos bautizados, decidme: ¿por qué uno es arrebatado de la vida para que la malicia no le pervierta el corazón, y otro vive para ser con el tiempo un impío? Si los dos fueran arrebatados, ¿no es verdad que ambos entrarían en el reino de los cielos? Y, sin embargo, ninguna injusticia hay en Dios. ¡Qué más! ¿Quién no se maravilla, quién no se ve obligado a exclamar, ante la profundidad de los juicios divinos, al ver que unos niños son atormentados por los espíritus inmundos, otros se ven libres de tales tormentos, otros, en fin, como Jeremías, son santificados en el útero materno, siendo así que todos son culpables, si admitimos el pecado original, y en la hipótesis contraria, todos son también inocentes? ¿De dónde vienen tan notables diferencias sino porque son inescrutables los juicios de Dios y cerrados a nuestro pensamiento sus caminos 57?

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