18/08/2013
Carta al Papa Francisco
Nosotros necesitamos de un Papa dispuesto al martirio para salvar a los cristianos perseguidos en el mundo, y no entregado a la búsqueda de la popularidad incluso entre los forofos del fútbol.
Muy querido Papa Francisco:
Me dirijo a Usted de una manera tan familiar porque a estas alturas estoy convencida de que Usted ama ser una persona común, sin oropeles, sin alhajas y sin capa de armiño, una persona común, como muchas tantas.
Una persona común que como muchas tantas ve el fútbol.
Una persona común que como muchas tantas charla amenamente en el avión.
Una persona común como muchas tantas.
Nosotros necesitamos de un Papa.
Discúlpeme querido Papa Francisco, no me sale ni de llamarle Santidad, creo que Usted es una persona deliciosa, el vecino ideal, pero nosotros precisamos de un Papa.
Están matando a cristianos como a perros, Santidad, entre un partido de fútbol y otro, entre un beso a un niño discapacitado y otro, ¿podría hacer algo más a juego con su rol? Solamente en las últimas horas han quemado 10 iglesias en Egipto. ¿Usted podría hacer algo? ¿Podría ponerse sus oropeles, sus alhajas y su capa de armiño, que no son basura Santidad, sino símbolos de 2000 años de historia, y con esa ropa encima ir a Egipto en vez de ver el fútbol? No existe sólo Balotelli que desea tanto hablar con Usted, están también los párrocos de las iglesias católicas de Nigeria que tendrían algo que contarle, los que han sobrevivido quiero decir, pues los que han fallecido ya no tienen nada que decirle.
En un momento en el que la cristiandad está bajo ataque como nunca antes, nosotros, Santidad, tendríamos necesidad de un Papa. Precisamos de alguien que, como primer problema, nombre en la homilía de Pascua a los cristianos masacrados en Nigeria y a los cristianos masacrados en Pakistán, porque esos muertos, Santidad, eran hombres y porque en su asesinato se han matado también la libertad y la dignidad del hombre. Santidad, no quisiera enseñarle el oficio, entiendo que Usted es un profesional en lo que concierne al cristianismo y yo soy un implume aficionado, pero a veces ocurre que los aficionados juzgan con más lucidez. Por ejemplo, el arca de Noé fue construida y pilotada por un aficionado, mientras que el Titanic fue construido y pilotado por profesionales. No quisiera ser gafe haciendo esta comparación, pero me da la impresión de que la cristiandad sea como el Titanic. El iceberg se llama islam. Usted dice que es muy bueno y espiritual, y si lo dice Usted que es un especialista, será así, pero, insisto, era un especialista, y uno de los mejores, también el capitán del Titanic. Sin embargo, San Pedro era un aficionado, pescador durante la mitad de su vida, con ningún estudio teológico, un patito feo si se le compara con Usted. A los romanos, San Pedro dijo que, como seres humanos, eran hermanos, hijos del mismo Dios, pero que su religión era falsa. Su cometido era convertirles o morir en el intento de convertirles a la única fe verdadera, y no encontrar cualidades en una fe falsa, porque así quienes nacen dentro de esa nunca la abandonarán. Murió en el intento, pero finalmente los convirtió. ¿No debería ser ese su rol? Convertir al cristianismo. O morir en el intento.
A Lampedusa, Usted hubiera debido pronunciar una sola frase:
Os traigo el amor de Dios.
En todo el Corán la palabra amor no aparece ni una vez. Habría bastado.
A Lampedusa, Usted se ha agachado ante la “espiritualidad” del Ramadán, Usted se ha agachado ante el islam, y Usted representa a Cristo. Quien representa a Cristo no se agacha frente a nadie.
Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.
Yo soy el camino, la Verdad y la Vida, pero no importa que os ajetreéis tanto en la evangelización, o mejor dicho, para hacer prosélitos, porque, en fin, todas las religiones son iguales. Santidad, en mi Evangelio no está escrito eso. O Usted tiene un Evangelio distinto o hay un exceso de profesionalidad que la está aplastando.
A los romanos, San Pedro dijo ciertamente que eran hermanos, pero que su religión era falsa. Se hizo matar con tal de no dejar de decirlo.
Santidad, la gente está muriendo. La gente muere asesinada. La gente muere asesinada de manera atroz. Usted se va a ver el fútbol.
Necesitamos de un Papa. Alguien que sea el heredero de Jesucristo y de San Pedro, alguien que esté dispuesto a hacerse odiar. Porque aquí está el quid de la cuestión. Jesucristo fue matado por gente que le odiaba. Quien lucha por una causa, será odiado. Fueron odiados también Martin Luther King y Gandhi, tan odiados que los mataron. Ciertamente eran profetas desarmados y no líderes tolerantes. Quien tolera todo y lo contrario de todo, con la sonrisa risueña en la cara, es un connivente. No podemos ser amados por todos, si luchamos por algo. Si mal no recuerdo, está escrito también en los Evangelios: No tengáis miedos de los que os odian. Su predecesor ha sido odiado mucho. Incluso fue condenado a muerte, con una fatwa, tras el discurso de Ratisbona. Osama Ben Laden decretó su muerte.
Usted es amado por todos, Santidad. ¿Está seguro de que sea una virtud? Creo que ha llegado el momento de hacerse detestar. Se ponga todos sus oropeles, no son basura sino símbolos de 2000 años de historia, con todo el peso de estos 2000 años, y se vaya a El Cairo, y en El Cairo luche por los cristianos coptos, y llore sobre sus iglesias quemadas y luego se vaya a Siria y también en Pakistán. Luego, si le queda tiempo, puede incluso ir al partido, pero no creo que le quede tiempo. Éste es el momento más oscuro de la cristiandad desde el comienzo de los tiempos. Nosotros necesitamos de un Papa.
Traducción remitida a Tradición Digital.
Nenhum comentário:
Postar um comentário
Não aceitamos coméntarios onfensivos a pessâs em particular.Use da moderação.O bom senso cabe em todo lugar.Você pode discordar de nossas opiniãoes e é um direito seu,mas atacar pessôas,mencionando nomes é covardia.