lunes, 17 de diciembre de 2012
Teología de género: su reflejo en la liturgia
El feminismo es una ideología que ha minado nuestra sociedad. Según este conjunto de ideas, los hombres y las mujeres son exactamente iguales en naturaleza y en derecho, pero, también asegura, que existe una larga historia de sometimiento y explotación por parte de los hombres; éstos crearon, según el feminismo, una imagen de lo que debía serla mujer y de esa manera consiguieron recortar sus derechos y autoridad en la sociedad y en la Iglesia.
En un artículo publicado hace poco menos de un año, intitulado “Una aproximación cuantitativa a la cuestión de género: la ordenación de mujeres en el catolicismo independiente”, traté de demostrar que la teología de genero en general, y uno de sus postulados en particular, la ordenación de mujeres al sacerdocio había sido en aquellas Iglesias en las que se implementó, una cuestión discursiva antes que una realidad. En efecto,e n ninguna de las iglesias en las que se ordenó a mujeres, éstas tuvieron posiciones claramente de poder o desición. En ese trabajo, además, realizaba un breve estado de la cuestión sobre la teología feminista, sus alcances y una breve relación cronológica de la ordenación de mujeres. Una de las cosas que descubrí fue que recién a mediados de la década del ’20 empezó a surgir en algunos grupos teosofistas la teología feminista, es decir, la aplicación del feminismo en materias de religión. Los modernistas rechazaron en un principio cualquier posible “desviación feminista” en teología, y de hecho, no se abrió el debate público hasta después del Concilio Vaticano II, ni siquiera entre los grupos cismáticos. En efecto, los veterocatólicos (en cisma desde 1870) rechazaban abiertamente cualquier posibilidad de ordenación femenina. Sirva como ejemplo que, a ser ordenada la primer mujer en la Iglesia Mariavita (una derivación de los veterocatólicos en Polonia), el conjunto de las Iglesias de Utrech los expulsaron como miembros y apoyaron un cisma para la creación de una Iglesia Mariavita “conservadora” en Polonia. Posteriormente, cuando en 1949 la Old Catholic Church de Estados Unidos ordenó a la primer sacerdotisa en ese país, la Unión de Utrech excomulgó de pleno a su rama norteamericana, con lo cual favoreció la “explosión” de un millar de pequeñas iglesia veterocatólicas independientes. Recién en 1998 la Iglesia de Utrech reconoció la ordenación femenina, pero fue por la presión de la Iglesia Anglicana, con la cual mantiene intercomunión.
No obstante, la teología feminista no tiene como único objetivo la ordenación de mujeres, a todas luces inválida, sino también imponer una “liturgia inclusiva”. ¿A que se refieren con eso? Simplemente a una “misa” donde no haya diferenciación de género ni para los hombres ni para Dios. Ellos destacan, en primer lugar el carácter femenino de Dios al que identifican con el Espíritu Santo (el Ruaj HaKodesh o la emuná de la que hablan los cabalistas modernos), por lo tanto Dios es hombre y mujer al mismo tiempo, tiene un aspecto paterno y materno que unido conforma la perfección. Siguiendo estos postulados la diferenciación entre hombres y mujeres en el género humano es solo una cuestión externa, ya que internamente son lo mismo, como en Dios (su dios) lo es. La diferenciación de género no se corresponde a la separación sexual, sino antes bien, a una cuestión cultural impuesta por los hombres con el fin de mantener su poder, fueron esos hombres los que ocultaron el secreto de la personalidad femenina de la divinidad y de esa manera, impusieron una hermenéutica falocéntrica en la Historia. Redescubierta la verdad, la teología de género propone recuperar el carácter femenino de Dios (su dios) por lo cual se elimina de las oraciones cualesquier diferencia de género.
La primera vez que me topé con una liturgia inclusiva fue cuando accedí a los rituales de la Iglesia Apostólica Católica Latinoamericana del pseudo-obispo Erman Colonia. En la forma “El Señor esté con ustedes” se alteraba por “El Señor esté con todos y todas ustedes”, y la consagración del pan y del vino incluía “coman todos y todas de él porque esto es mi cuerpo” y “beban todos y todas de él, porque esto es mi sangre…”. No obstante, en la Iglesia Católica Liberal, unida al Young Rite fundado por el obispo Van Alpen, la “misa gnóstica” se combinó con la “misa inclusiva” en la que toda mención a Dios incluye el aspecto femenino. Tengo ante mis ojos el ordinario redactado por Van Alpen, aquí algunas de los cambios:
- Rito de Entrada: En nombre del Padre, que es Madre, del Hijo e Hija y del Santo Espiritu.
- Acto penitencial: “Yo confiezo ante la Diosa Madre Omnipotente…”
- Gloria: se pone a Dios en femenino y el “Dios Padre” del final cambia por el “Dios Padre y Diosa Madre”.
- Al final de cada lectura el pueblo responde “Te alabamos Sophia” (sabiduría).
Se podrían mencionar más. No obstante, quisiera centrarme en el lugar de la liturgia inclusiva en la Iglesia Conciliar del Vaticano II. Sinceramente yo desconocía su existencia hasta que hace poco tiempo, en una institución en la que doy clases tuve que asistir a un acto protocolar en el que había una celebración del Novus Ordo. Bien, el celebrante (falso sacerdote) alteró el "y con todos ustedes" por un "y con todas y todos ustedes", "hijos e hijas", pero cuando se refirió a Dios le llamó "A ti Dios Padre y Madre omnipotente". En la época del Concilio, cuando algún obispo trasnochado mencionó la posibilidad de la ordenación femenina, los campeones del modernismo como Congar y Küng impusieron silencio, escandalizados ellos mismos. Pero la liturgia inclusiva va ganando lugar paso a paso, la jerarquía de la Iglesia Conciliar sabe que no puede dar un paso tan grande como promulgarlo oficialmente en el Novus Ordo, por lo que deja hacer, deja experimentar. Los fieles, ignorantes ya de lo que es Católico y lo que no, obnubilados por la democratización van permitiendo y aplaudiendo. En la Iglesia Católica Liberal, no se impuso la ordenación femenina hasta que la liturgia "inclusiva" no fue aceptada por los seguidores de la secta, lo mismo hicieron los episcopalianos en USA y también los veterocatólicos. No es muy difícil prever lo que ocurrirá en la Iglesia Conciliar, un día la liturgia, otro serán las diaconisas y finalmente sacerdotisas En todo caso, el Novus Ordo será doblemente nulo y doblemente inválido.
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