Profissão de Fé do Blog.

Profissão de Fé do Blog "Creio em um só Deus, Pai onipotente, Criador do céu e da terra, de todas as coisas visíveis e invisíveis. E em um só Senhor, Jesus Cristo, Filho Unigênito de Deus, nascido do Pai, antes de todos os séculos. Deus de Deus, Luz de Luz, Deus verdadeiro de Deus verdadeiro. Gerado, mas não feito, consubstancial ao Pai, pelo qual foram feitas todas as coisas. Ele, por causa de nós, homens, e nossa salvação, desceu dos céus. E se incarnou por obra do Espírito Santo, da Virgem Maria. E se fez homem. Foi também crucificado por nós; sob Pôncio Pilatos, padeceu e foi sepultado. E ressuscitou ao terceiro dia, segundo as Escrituras. Subiu ao céu, está sentado à direita do Pai, de onde há de vir segunda vez, com glória, a julgar os vivos e os mortos; e seu reino não terá fim. Creio no Espírito Santo, que é Senhor e Fonte da Vida e que procede do Pai e do Filho. Com o Pai e o Filho é juntamente adorado e glorificado, e é o que falou pelos Profetas. Também a Igreja, una, santa, católica e apostólica. Confesso um Batismo para remissão dos pecados. E espero a ressurreição dos mortos, e a vida do século futuro." Amém.

sexta-feira, 13 de junho de 2014

Dois bispos gregos anatematizam o Papa Francisco

RAPAPOLVO ORIENTAL A FRANCISCO

 
 
 
 
 
 
Rate This

[Como es natural los dos obispos griegos, cuyo alegato reproducimos, participan de hecho del llamado cisma oriental, y también de algunos errores y herejías que reprochan injustamente a la Iglesia Católica desde la antigüedad. Es lo que el autor llama "sus problemas". Además no se debe aceptar que ellos sean la Iglesia Católica y Apostólica. Ahora bien  muchas de las denuncias a Francisco-Bergoglio son acertadas.
Compleméntese este artículo de Traditio, con el artículo que ponemos a continuación, que también debe leerse con sentido crítico, de Andrea Tornielli, de cuyas apreciaciones con frecuencia disentimos. Pero que aclaran la dura carta de estos dos metropolitas]

Dos obispos griego Metropolitanos Declaran que Francis-Bergoglio es un hereje por su enseñanza y / o su apoyo a herejías tales como el sincretismo y el Modernismo

De: Los Padres traditio
Obispo ortodoxo
Anatematizamos a Francisco-Bergoglio como hereje.
Proclaman  Dos Obispos  Metropolitanos  griegos ortodoxos.
Denuncian públicamente el “Orgullo Satánico ” de Bergoglio 
en la enseñanza y / o apoyo a Herejías 
Tales como el sincretismo, la homofilia, la judaizante 
inmoralidad sexual y el modernismo en su primer año de gobierno.
El patriarca “ecuménico” Bartolomé puedo haberse mostrado sincretísticamente con Francisco-Bergoglio en Israel el 1 de junio de 2014, pero ahora dos Obispos  Metropolitanos griegos ortodoxos han declarado públicamente que Francisco-Bergoglio es hereje debido a su falsa enseñanza, ni católica ni apostólica, durante su primer año en el cargo. La Iglesia ortodoxa griega es formalmente cismática, ya que no aceptan el decreto del Consejo del Vaticano I (1870) sobre el papado, pero la Iglesia Ortodoxa Griega es parte de la Iglesia católica y apostólica, y no es herética [Nota de este blog ¿¿??]
Los dos Metropolitanos griegos, Andrew (de Dryinoupolis, Pogoniani y Konitsa) y Serafín (de El Pireo y Faliro) han escrito una dura carta de 89 páginas al “Jefe de Estado de la Ciudad del Vaticano”, pidiendo a Bergoglio que renuncie a su “Satánico orgullo “en la enseñanza y / o el apoyo a las siguientes” herejías “:

  1. El sincretismo, es decir, la falsa enseñanza tradicionalmente condenada por la iglesia católica y apostólica, de que “todos adoramos al mismo Dios, que todos los dioses son iguales”, que el Concilio modernista del Vaticano II ha enseñado el “ecumenismo” interreligioso.
  2. La Homofilia, es decir, la negativa a denunciar los actos homosexuales, condenados en la Biblia como uno de los cuatro pecados que claman al Cielo.
  3. Judaizante, es decir, la falsa enseñanza sobre los Judios que se aparta de la Biblia
  4. La inmoralidad sexual, es decir, la no adopción de medidas firmes y públicas contra los que cometen pecados graves entre su clero como la pedofilia, condenados en la Biblia
  5. Modernismo, es decir, no condenar los errores  del Concilio Vaticano II (1962-1965), sino en vez de ello abrazar de todo corazón a los que abrazan estos errores

Los dos obispos griegos Metropolitanos aseguran a Bergoglio que su carta está dirigida a él con “amor sincero” y está motivada por la necesidad de recordar a los herejes de que vuelvan a la una, santa, católica y apostólica. [Parte de la información de este Comentario fue aportada por el diario italiano La Stampa.]
Buenos católicos, es falso pensar que el mundo debe ser “ecuménico”, y que todas las religiones  deben abrazarse en un ” “sincretismo” ya condenado como también a  sus otras enseñanzas falsas. Aunque la iglesia griega ortodoxa tiene sus propios problemas, los dos obispos metropolitanos están acertados en su condena de los errores de Bergoglio contra la iglesia católica y apostólica.

Dos Obispos ortodoxos griegos acusan al Papa de herejía

Carta de dos metropolitas grecos al «líder del Estado Vaticano»: 89 páginas de duras acusaciones en las que piden a Roma que renuncie a su «orgullo satánico”
Sacerdotes ortodoxos
ANDREA TORNIELLI
Ciudad del Vaticano
Uno de los dos firmatarios no es ajeno a este tipo de iniciativas, pero esta vez la kilométrica carta (de 89 páginas) que acaban de enviar a Papa Francisco los metropolitas de la Iglesia greco-ortodoxa (Andrés de Dryinoupolis, Pogoniani y Konitsa, y Serafino del Pireo y de Faliro) fue publicada en griego y en inglés por un sitio web muy popular de Grecia
  
Los dos metropolitas griegos se dirigen al Papa de esta manera: «Su Excelencia Francisco, líder del Estado de la Ciudad del Vaticano», sin reconocerlo como obispo. Afirman quererse dirigir a él «con amor», llevados por la voluntad de hacer volver a «los herejes» a la Santa Iglesia ortodoxa, de la que el Papa (siempre citado entre comillas como tal) se habría alejado. Los firmatarios, pero no hay necesidad de especificarlo, se dicen fuera «del espíritu occidental y ecumenista», y definen como «papismo» la «herejía» y el «delirio espiritual» que se profesa en Roma. Los dos obispos grecos afirman que rezan «incesantemente» para que los «ilusos» del Papa y sus «secuaces» renuncien a su «herejía». Por ello, evidentemente, piden al Papa que «vuelva» a la ortodoxia.
  
Las páginas dedicadas al ecumenismo, definido como «sincretista», son durísimas. Los firmantes no reconocen a la Iglesia católica el estatus de Iglesia, ni la validez de la celebración de los sacramentos en ella, ni el estatus de obispo al Papa. Además indican que es «blasfemo», además de «escritural y patrísticamente infundado», el «primado petrino» y la jurisdicción del Papa sobre toda la Iglesia. También definen como «blasfemia» contra el Espíritu Santo la doctrina de la infalibilidad papal, demostración del «orgullo satánico» que habría «poseído» al Pontífice. El «papismo» «no es una Iglesia, sino una comunidad religiosa, una para-sinagoga, una herejía… una perversión absoluta de la verdad», escriben en el largo documento los dos metropolitas ortodoxos.  
 
En la carta también hay una detallada descripción de los que, según los firmatarios, serían los errores más graves: entre ellos haber «aceptado la propuesta del Diablo» de gobernar un Estado «en cambio de su fidelidad a él». Se pasa después a diferentes argumentos: la delicada cuestión teológica del “Filioque” en el Credo niceno-constantinopolitano, la inefabilidad, la jurisdicción, el «bautismo por aspersión y la separación» de este sacramento con respecto a la confirmación,  las formas de la consagración eucarística, el que no comulguen los laicos con el cáliz, el no otorgar a los niños pequeños la comunión, los dogmas de la Inmaculada concepción y de la Ascención de María, la doctrina sobre el Purgatorio, las indulgencias, el celibato obligatorio para el clero e incluso el reconocimiento de las comunidades llamadas «uniatas».
  
Después siguen muchas páginas llenas de acusaciones recopiladas en diferentes sitios de internet y en periódicos, para tratar de demostrar que el pecado habita en el Vaticano (se cita, por ejemplo, el hecho de que ciertas películas “románticas” y también pornográficas habrían sido descargadas desde computadoras del Vaticano).
 
Las acusaciones más directas contra Francisco van desde la bendición de las motos Harley Davidson hasta el estilo de la Jornada Mundial de la Juventud de Río de Janeiro, pasando por las indulgencias que el Papa otorgaría mediante Twitter. Se cita también el nombramiento de Ernst von Freyberg como presidente del IOR después de la renuncia de Benedicto XVI y el clamoroso despido de Gotti Tedeschi. Y se vuelven a desempolvar las viejas acusaciones en contra de Bergoglio, esas que indicaban que habría colaborado con el régimen militar argentino.  
 
Muchas de las páginas de la carta están dedicadas a la demolición del Concilio Vaticano II y de sus aperturas al diálogo interreligioso. Un ataque violento contra el judaísmo y contra la línea que había indicado Papa Ratzinger, en particular «haber exonerado al pueblo judío de la responsabilidad por la crucifixión de Jesús», mientras el judaísmo, según los dos metropolitas grecos, con la «satánica Kabbalah y el demoníaco Talmud» crucifica «cada día al Salvador del mundo».
 
A Francisco no se le perdona el lavatorio de pies de la misa in “Coena Domini” que se llevó a cabo en el reformatorio juvenil de Casal del Marmo (durante la Semana Santa de 2013), ni las próximas canonizaciones de Juan XXIII y Juan Pablo II.
 
El metropolita Serafino en marzo de 2012 había lanzado una serie de anatemas contra diferentes personajes, y uno de ellos fue Benedicto XVI. Al mes siguiente, el Patriarca Ecuménico de Constantinopla Bartolomeo envió una carta el arzobispo Jerónimo, primado de la Iglesia de Grecia, en la que definía como inaceptables las acciones de algunos jerarcas de aquella Iglesia, sobre todo en relación con sus críticas acerca de la participación en el diálogo con los no ortodoxos. Las inaceptables posturas de estos dos obispos son bien conocidas entre los ortodoxos (algunos incluso los consideran una especie de “talibanes”) y no tienen mucho eco; lo que sorprende es que sean toleradas por el Sínodo de la Iglesia ortodoxa griega.

quinta-feira, 12 de junho de 2014

LA VALIDEZ DE LAS CONSAGRACIONES DE MONS. NGO-DINH-THUC (Parte 1)

Por el Padre Anthony Cekada

Escudo de Monseñor Ngo-Dinh-Thuc
Sumario

Introducción
I. Algunas aclaraciones
II. El hecho de las consagraciones
III. La validez de las consagraciones
IV. Objeciones dudosas
Conclusiones
Bibliografía

Introducción


Durante una conversación con Monseñor Marcel Lefebvre, en 1980, di a entender que me preocupaba encontrar algún obispo luego de su muerte que pudiera ordenar sacerdotes católicos tradicionalistas y confirmar a nuestros niños.


El Arzobispo -que hasta entonces no había dado indicios de que consagraría obispos
algún día- me respondió, con tacto, que ese problema también a él le preocupaba y que
«Deus providebit» (Dios proveería). Y agregó-con una de sus típicas humoradas francesas que
cada vez que se resfriaba o estornudaba en el interior de la capilla del Seminario de
Ecône, casi le parecía oír a los 80 seminaristas que dejaban de rezar para hacer en silencio
una sola petición ferviente: «Señor, ¡que viva,al menos, hasta mi ordenación!».
Esta anécdota graciosa pone de relieve un tema grave. Para nosotros, católicos tradicionalistas,
los sacramentos constituyen el centro de nuestra vida espiritual y la clave de nuestra salvación. Sabemos que si deseamos oír Misa, recibir la Santa Comunión, recibir la absolución de nuestros pecados y ser fortalecidos con la Extremaunción, necesitamos sacerdotes, y es bien sabido que solo los obispos pueden ordenar sacerdotes.
Pues bien, ¿dónde podemos ir a buscar un obispo que ordene sacerdotes católicos tradicionalistas,
y garantizar así que la Misa latina tradicional siga celebrándose en nuestros altares?
El laicado y el clero ligados a la Fraternidad San Pío X (especialmente los seminaristas
ansiosos) ya no tienen de qué preocuparse. El 30 de junio de 1988, Mons. Lefebvre y el
Obispo emérito de Campos, Brasil, Antonio de Castro Mayer, consagraron cuatro obispos
para la Fraternidad San Pío X; desde entonces,estos obispos han ordenado nuevos sacerdotes
para la Sociedad y hace poco [en 1991, año de este trabajo, n.d.r.] consagraron un obispo para suceder a Mons. de Castro Mayer en Campos.
Los obispos de Lefebvre restringen sus deberes ministeriales meramente a las capillas y el clero que admiten todas las opiniones teológicas de la Fraternidad sin cuestionarlas, y que le rinden el control legal de sus bienes.
Asimismo, estos obispos ordenarán sacerdotes solo a los seminaristas que juren fidelidad a las posturas de la Fraternidad.
Muchos sacerdotes tradicionalistas están en desacuerdo con las posturas y las políticas
de la Fraternidad. Así que difícilmente podamos pensar en un obispo de Lefebvre si queremos
que los niños de nuestras capillas reciban el Sacramento de la Confirmación. Menos todavía podremos hallar un seminario donde formar al clero que nos sucederá algún día, y suponer tan luego que los obispos
de Lefebvre fuesen a ordenar sacerdotes a los seminaristas que formáramos.
Pero los obispos de Lefebvre no son la única opción. En los EE.UU. existen actualmente seis clérigos católicos tradicionalistas comúnmente conocidos como obispos «Thuc», que a diferencia de los obispos de Lefebvre, no pertenecen a una única organización. Trabajan con total independencia unos de otros
(como la mayoría de los sacerdotes tradicionalistas), aunque algunos de ellos se ayudan mutuamente para realizar determinadas tareas apostólicas.
A semejanza de los sacerdotes católicos tradicionalistas, estos seis obispos Thuc también son un grupo aparte. Cinco de ellos son hombres de más edad, formados y ordenados sacerdotes antes que los desastrosos cambios posconciliares hicieran sentir su impacto; uno (más joven) recibió una formación tradicional y fue ordenado según el antiguo rito bastante después de concluido el Concilio Vaticano II. Tres, eran sacerdotes diocesanos; tres, pertenecían a diferentes órdenes religiosas.
Cuatro de los obispos colaboran gentilmente con distintas capillas y clero católicos
fuera de su propio entorno particular; dos de los obispos están completamente fuera, en órbitas distintas.
De estos seis obispos, uno de ellos tiene fama de buscapleitos notorio, otro no es demasiado conocido en ningún sentido, y los otros cuatro (dos de ellos consagrados hace poco) están muy bien considerados en los
ámbitos donde desempeñan su apostolado, ya sea por vía de sus escritos o de su ministerio
sacerdotal.
Los obispos Thuc norteamericanos pueden remontar sus consagraciones episcopales
hasta uno de estos dos hombres:- Monseñor M.L. Guérard des Lauriers O.P., ex profesor de la Pontificia Universidad Lateranense de Roma y del Seminario de la Fraternidad San Pío X en Ecône, Suiza
(él fue uno de mis profesores) y autor de la famosa Intervención Ottaviani [El Breve Examen
Crítico del Novus Ordo Missae, n.d.r.].- Monseñor Moisés Carmona Rivera, sacerdote diocesano procedente de Acapulco, que durante años dijo la Misa tradicional para numerosos grupos de fieles de distintas partes de México.
En 1981 Mons. Guérard y Mons. Carmona fueron consagrados obispos por una misma persona: Monseñor Pierre Martin Ngodinh- Thuc (†1984), Arzobispo emérito deHué, Vietnam.
Mons. Thuc -nombrado por Pío XI y consagrado obispo en 1938- fundó la Diócesis de Vinh-long y fue nombrado Arzobispo de Hué en 1960. En 1963, mientras estaba en Roma para asistir al Concilio Vaticano II, su hermano, Ngo-dinh-Diem, Presidente de Vietnam del Sur, fue derrocado y asesinado durante un golpe de estado. Al no poder volver a Vietnam y ser marginado por el Vaticano, Mons.Thuc sobrevivió a duras penas como sacerdote asistente en distintas parroquias de los alrededores de Roma.
Aparentemente, su interés por el movimiento tradicionalista habría comenzado a principios de 1975, cuando visitó el Seminario de Mons. Lefebvre en Ecône, Suiza.
El episodio resultó ser una bendición y no serlo, pues es allí donde Mons. Thuc entabla amistad con el Padre M. Revaz, antiguo canciller de la Diócesis suiza de Sión y profesor de derecho canónico en el Seminario de Ecône. Más tarde, en 1975, el Padre Revaz convenció a Mons. Thuc de que la solución
de los problemas de la Iglesia se hallaba en unas supuestas «apariciones marianas» en el Palmar de Troya, España, e insistió al Arzobispo para que consagrara obispos destinados a los seguidores del Palmar que deseaban conservar la Misa tradicional. Mons. Thuc aceptó y realizó las consagraciones en diciembre, pero
al año siguiente repudió su vinculación con el grupo del Palmar (1).
Los católicos tradicionalistas que arguyen sobre las acciones posteriores de Mons. Thuc dentro del movimiento tradicionalista pertenecerían a dos campos contrarios. El primer grupo lo canoniza, retratándolo como un valeroso héroe que invariablemente rechazó todos los errores de la Iglesia Conciliar. El segundo grupo lo injuria, pintándolo como un pobre viejo tonto que carecía del estado mental necesario para conferir válidamente un sacramento. Ambos grupos están equivocados.
Por un lado, si bien Mons. Thuc decía la Misa tradicional,difícilmente era otro Atanasio. Sus acciones
y sus declaraciones sobre la situación de la Iglesia a menudo eran, como las de Mons. Lefebvre, contradictorias y mistificadoras.
Y también a semejanza de Mons. Lefebvre, aparentemente aceptó un acuerdo con el Vaticano para luego cambiar de opinión.
Por otro lado, los vaivenes teológicos y los errores de juicio práctico simplemente demuestran
que determinado arzobispo (cada uno elija el que desee) es humano y falible.
Eso no prueba que haya perdido la capacidad mental mínima que la Iglesia requiere para administrar un sacramento válidamente.
Bueno, hemos hecho alguna digresión. Nuestro propósito aquí no es repasar las idas y venidas de la trayectoria de Mons. Thuc sino determinar si los seis obispos Thuc de
los EE.UU. fueron válidamente consagrados; es decir, si tienen o no el poder sacramental que todos los obispos católicos poseen para administrar el Sacramento de la Confirmación, ordenar sacerdotes que sean realmente sacerdotes, y consagrar a otros obispos que sean realmente obispos.
Este poder sacramental, denominado Sucesión Apostólica, es transmitido por un obispo católico a todos los obispos que él consagra.
A su vez, ellos [los obispos] transmitirán este poder sacramental a todos los obispos que
ellos consagren, y así sucesivamente.Por lo tanto, para realizar nuestra averiguación
debemos examinar las consagraciones episcopales de los dos prelados hasta los cuales se remontan los seis obispos de los EE.UU., y que son Mons. Guérard y Mons. Carmona. Si las consagraciones episcopales de
los dos últimos pueden considerarse válidas, entonces toda la línea de órdenes que proceden
de ellas es asimismo válida.
Como demostraremos a continuación, todos los hechos importantes, los pronunciamientos
de los Papas, los canonistas (expertos en derecho canónico) y los teólogos moralistas católicos llevan a una sola e inevitable conclusión: estamos obligados a considerar como válidas las consagraciones episcopales conferidas por Mons. P.M. Ngo-dinh-Thuc a M.L. Guérard des Lauriers y a Moisés Carmona Rivera.
Dado que las consagraciones de los Obispos Guérard y Carmona fueron válidas, estamos
asimismo obligados a considerar como válida toda la línea de órdenes que procede
de ellos, y entonces, también a sostener que los sacerdotes ordenados en esta línea son verdaderamente
sacerdotes y que los obispos consagrados en esta línea son verdaderamente obispos.




**********************************
1) Einsicht nº 11 (marzo, 1982), pág. 12: «Je n’ai plus de relations avec Palmar depuis leur chef se proclame Pape. Je
désapprouve tout ce qu’ils font» («No tengo más relaciones con el Palmar desde .que su jefe se proclamó Papa. Desapruebo todo lo que hacen»)




                                    I. ALGUNAS ACLARACIONES


                                     SOBRE LA INVESTIGACIÓN

En 1982 dos norteamericanos hicieron su presentación en los EE.UU. como obispos Thuc. Las circunstancias que rodearon su aparición, dicho suavemente, no fueron de buen augurio.

Uno de ellos era un sacerdote relativamente nuevo dentro del movimiento tradicionalista,
y nunca se conocieron del todo bien los detalles de cómo o por qué se lo eligió
para consagrarlo obispo. El otro vino saltando obstáculos para lograr su mitra. Como sacerdote,
en febrero de 1982, se ufanó de apoyar a Juan Pablo II. Poco después, el discurso de los obispos Thuc y su línea dura contra Juan Pablo II comenzó a difundirse. En junio abrazó la posición sedevacantista y en agosto, el otro norteamericano lo consagró obispo.
De allí en más, los dos obispos se lanzaron denuncias, dividieron capillas, pronunciaron
«excomuniones», pretendieron crear diócesis, y por otro lado, iniciaron una campaña de «sígueme o muérete», de ésas tan endémicas dentro del clero tradicionalista.
En enero de 1983 publiqué un extenso artículo en el que exponía estos entretelones, junto con una semblanza de Mons. Thuc, con defectos y todo. Allí no examinaba si las consagraciones
eran válidas, pero comenté que «haría falta investigar un poco a fin de averiguar lo que los teólogos y canonistas consideran prueba suficiente de la validez en tal caso» (2).
Ante la falta de tal investigación, yo mismo me incliné a ver a las consagraciones como
dudosas. Así también pensaron mis compañeros sacerdotes del Noreste. Incluso después que nos expulsaran de la Fraternidad San Pío X en abril de 1983, las actividades de los dos obispos Thuc norteamericanos nos dejaron ver que la idea de cooperar con ellos era moralmente imposible. Y el asunto
durmió durante dos años.
En 1985 uno de mis colegas, el Padre Donald J. Sanborn, sugirió que nuestro grupo tomara contacto con Dom Antonio de Castro Mayer, el Obispo emérito de Campos, Brasil, para ver si estaría dispuesto a ordenar sacerdotes para nosotros, o al menos a darnos algún consejo. Este prelado había adoptado una
postura fuerte contra la Nueva Misa y se decía que su posición respecto de Juan Pablo II era mucho más dura que la de Mons. Lefebvre.
********************************
2) The Roman Catholic nº 5 (enero, 1983), nº 8.
3) Entre ellas: Catholic University, St. John’s, Fordham,Xavier, Marquette, Detroit, Dunwoodie, Douglaston, St.
Francis y el Josephinum.





El Padre Sanborn visitó Campos en abril  de 1985 y conversó largamente con Mons. de
Castro Mayer. Quedó claro que el obispo limitaba su apostolado exclusivamente a Brasil.
Cuando el Padre Sanborn mencionó el  tema de quien ordenaría a nuestros sacerdotes,
Monseñor de Castro Mayer dijo: «¡Recurran a Guérard!».
El Padre Sanborn le respondió que dudaba de la validez de la consagración episcopal
de Mons. Guérard. Monseñor le respondió:
«Si es válida para Guérard, es válida para mí». El Padre Sanborn le explicó algunas de sus
dudas, pero Mons. de Castro Mayer le respondió:
«Guérard es la persona más calificada del mundo para determinar si la consagración
fue válida».
A su regreso, el Padre Sanborn propuso que algunos de nosotros investigáramos los
principios que aplican los teólogos moralistas para determinar si una consagración episcopal
es válida. Dado que yo era escéptico sobre las consagraciones, me ofrecí para hacer
el trabajo con él.
La investigación resultó ser una labor formidable.Con el Padre Sanborn pasamos, a
partir de 1985, por lo menos unas mil horas en bibliotecas de universidades y seminarios
católicos de todo EE.UU., estudiando principalmente teología y secciones completas de
derecho canónico (3).
La conclusión que comenzó a surgir fue - debo admitirlo- contraria a mis expectativas de
un principio. No existen pruebas «especiales» o «extra» que a uno le permitan decir que determinadaconsagración episcopal es válida.
Los canonistas y los teólogos consideran una consagración como harían respecto de cualquier
otro sacramento. Una vez que se realizó, se la considera válida y el «peso de la prueba» (si correspondiera) es responsabilidad de quienes cuestionan su validez.
En septiembre de 1988 el Padre Sanborn distribuyó un breve informe interno, en un
encuentro sacerdotal, sobre los principios teológicos que deben aplicarse. El Padre concluyó que tenemos que considerar a las consagraciones como válidas.
En general, el informe me pareció convincente.
En particular, los comentarios hechos por el Padre coincidían con lo que había develado de la Bula Apostolicae Curae de León XIII.
Hubo una discusión acalorada. Más tarde, ese mismo día, conversé con el Padre Clarence
Kelly, que estaba al frente de nuestro grupo. Mencioné que el pronunciamiento de León XIII parecía echar por tierra mis objeciones en contra de la validez de las consagraciones
(incluida la suya propia). Él me respondió: «Nosotros no podemos decir que las
consagraciones [de los obispos Thuc] son válidas, o algunos de nuestros sacerdotes querrán asociarse a ellos».
En ese punto llegué a la conclusión de que los argumentos contra la validez de las consagraciones podrían basarse en alguna otra cosa que no fueran las normas objetivas de la teología sacramental.
Después que dejé la Sociedad San Pío V en julio de 1989, el Padre Sanborn y yo seguimos
comparando los apuntes de nuestras investigaciones. Lo que sigue es el resultado de nuestros esfuerzos compartidos, pero la mayor parte del crédito le corresponde al Padre Sanborn, que rastreó las fuentes teológicas y los decretos papales con tenaz determinación




II. EL HECHO DE LAS
CONSAGRACIONES




Comenzamos nuestra investigación planteándonos estas dos simples preguntas:
- El 7 de mayo de 1981 en Toulon, Francia, ¿realizó Monseñor Thuc el rito de consagración
episcopal de Guérard des Lauriers siguiendo el rito católico tradicional?
- El 17 de octubre de 1981 en Toulon, Francia, ¿realizó Monseñor Thuc el rito de consagración
episcopal de Moisés Carmona siguiendo el rito católico tradicional?
La respuesta a ambas preguntas es afirmativa.Pero hay que observar que empleamos una frase torpe. Preguntamos si Mons. Thuc realizó el rito de consagración episcopal para dos personas, en vez de preguntar si las consagró.
¿Porqué?
Para dirigir la atención hacia una distinción importante entre dos cosas:
- El hecho de un sacramento, i.e., ¿hubo una ceremonia? y
- La validez de un sacramento, i.e., ¿sirvió la ceremonia?
Los canonistas y moralistas, como los Padres Cappello (4), Davis (5), Noldin (6), Wanenmacher
(7) y Ayrinhac (8) dan por descontada esta distinción. De igual modo, los tribunales de la Iglesia convinieron en legislar sobre la validez de un matrimonio (9) o de una ordenación (10). Primero los hechos, después la validez.
En este capítulo, por lo tanto, no trataremos el tema de la validez (¿Sirvieron las consagraciones?),
sino tan solo la cuestión del hecho (¿Hubo una ceremonia?; ¿realizó el rito Mons. Thuc?).
No hay duda de que las consagraciones Thuc se realizaron. Pero como algunos sacerdotes
tradicionalistas han protestado por el hecho de que las consagraciones no han sido
«probadas» o «seguras», o que no pueden ser «reconocidas», nos detendremos unos momentos
para probar lo que es obvio.


*****************************
4) F. CAPPELLO, Tractatus Canonico-Moralis De Sacramentis (Roma, Marietti 1961), 1, 21: «Quoties rationabile seu prudens adest dubium de collato sacramento necne aut de collati sacramenti valore». El énfasis es mío.
5) H. DAVIS, Moral and Pastoral Theology (New York, Sheed and Ward 1943), 3, 25: La «validez de un sacramento se da por sentada». El énfasis es mío.
6) H. NOLDIN Y A. SCHMITT, Summa Theologiæ Moralis (Innsbruck, Rauch 1940), 3, 27: «In sacramentis... dubium facti habetur, si dubitatur, an sacramentum reipsa collatum sit vel quomodo collatum sit, nempe cum debita materia, forma et intentione». El énfasis es del autor.
7) F. WANENMACHER, Canonical Evidence in Marriage Cases (Filadelfia, Dolphin 1935), 500: «...cuando el hecho del bautismo se ha establecido, pero la validez permanece dudosa...». El énfasis es mío.
8) H. AYRINHAC, Legislation on the Sacraments (New York, Longmans 1928), 6: «Si existiera una duda prudente sobre el hecho de su administración o de su validez...». El énfasis es mío.





validez de un matrimonio (9) o de una ordenación (10). Primero los hechos, después la validez.
En este capítulo, por lo tanto, no trataremos el tema de la validez (¿Sirvieron las consagraciones?),
sino tan solo la cuestión del hecho (¿Hubo una ceremonia?; ¿realizó el rito
Mons. Thuc?).
No hay duda de que las consagraciones Thuc se realizaron. Pero como algunos sacerdotes
tradicionalistas han protestado por el hecho de que las consagraciones no han sido
«probadas» o «seguras», o que no pueden ser «reconocidas», nos detendremos unos momentos
para probar lo que es obvio.
A. Un Limbo jurídico


Cuando las cosas eran normales en la Iglesia, era sencillo comprobar el hecho de si una
consagración episcopal se había realizado.
Uno se dirigía a alguna autoridad que miraba el detalle en un registro oficial. Si un funcionario
eclesiástico autorizado había asentado la consagración en el registro correctamente, el
derecho eclesiástico la consideraba un hecho «probado» a los ojos del derecho canónico.
Lo mismo se aplica a los bautismos, las confirmaciones y las ordenaciones sacerdotales.
Si los registros oficiales se extraviaban o se destruían accidentalmente, se podía tomar
otra vía. Se llevaban las pruebas a alguien con autoridad -un obispo diocesano o un juez de
un tribunal del Vaticano-, que examinaba la evidencia y emitía un decreto declarando que
fulano de tal había recibido el sacramento.
Estos funcionarios gozaban de un poder legal denominado jurisdicción ordinaria, una
autoridad que en última instancia provenía del Papa, a los fines de ordenar, legislar, castigar y
juzgar. Parte de esa autoridad consistía en el poder de establecer a los ojos del derecho eclesiástico
que un determinado acto sacramental había sido realizado, para funcionar como contrapartida
sacramental en el Registro de actos.
En ambos casos -se trate de los registros oficiales o de los decretos de la jerarquía- alguien con jurisdicción ordinaria estaba ejerciendo su poder. Juzgaba que tenía las evidencias legales
suficientes de que una ordenación en particular, por ejemplo, se había realizado. La ingresaba en el registro oficial o emitía un decreto.
El hecho de la ordenación quedaba, así, establecido ante la ley.
A diferencia de esto, consideremos mi propia ordenación. Es un hecho que Monseñor
Lefebvre me ordenó sacerdote en Ecône, Suiza, el 29 de junio de 1977. Pero el hecho
no ha sido establecido legalmente. No está asentado en el registro de ordenaciones de la
Diócesis de Sión, como exigiría el derecho eclesiástico.
Si durante mi vida la Iglesia retornara a la normalidad, tendría que ver a alguien con jurisdicción ordinaria que entonces se expediría sobre la evidencia, y emitiría un decreto que establecería legalmente el hecho de mi ordenación.
¿Esto, en donde coloca el hecho de las consagraciones Thuc? En el mismo plano en que
quedan mi ordenación, las consagraciones de Lefebvre y todos los sacramentos que el clero
tradicionalista confiere: en una especie de limbo jurídico. Dado que nadie dentro del movimiento
tradicionalista tiene jurisdicción ordinaria, nadie tiene poder para expedirse sobre
la prueba legal de que determinado sacramento fue realizado, y entonces establecerlo
como un hecho ante el derecho eclesiástico.
Esa es una prerrogativa de los funcionarios eclesiásticosque recibieron su autoridad de un Papa.
No obstante, los católicos tradicionalistas podemos y efectivamente establecemos el hecho
de que hemos conferido o recibido sacramentos.
Nos valemos de la certeza moral, un concepto sencillo que aplicaremos a las consagraciones Thuc y también a los demás sacramentos.
***********************
9) Código de Derecho Canónico, canon 1014: «In dubio standum est pro valore matrimonii, donec contrarium probetur...».
10) Véase S.C. de Sacramentos, Decreto del 9 de junio de 1931, Acta Apostolicae Sedis 23 (1931), 457ff.





B. Documentos
A diferencia de las consagraciones de Mons. Lefebvre de 1988, las efectuadas por
Mons. Thuc tuvieron una difusión pública escasa o nula en los EE.UU. Sin embargo, es
fácil documentar el hecho que las ceremonias se realizaron. Estas son algunas fuentes:
- Fotografías publicadas de la consagración de Mons. Guérard, el 7 de mayo de 1981 (11).
- Fotografías publicadas de la consagración de Mons. Carmona y de Mons. Adolfo Zamora,
el 17 octubre de 1981 (12).
- Las leyendas que acompañan a estas fotos y afirman que Mons. Thuc efectuó las consagraciones
según el Pontifical Romano (edición de 1908) (13).
- Una entrevista de febrero de 1988, efectuada bajo juramento, al Dr. Kurt Hiller, que
estuvo presente en ambas consagraciones y que sostuvo el libro del ritual (el Pontifical Romano)
para Mons. Thuc mientras éste realizaba el rito de consagración (14).
- Una declaración jurada del Dr. Eberhard Heller, que también estuvo presente en ambas
consagraciones y en la que atestigua que los Monss. Guérard, Carmona y Zamora fueron
consagrados obispos por Mons. Thuc y que «Las consagraciones se hicieron según el Pontifical Romano (Roma, 1908)» (15).
- Una carta de Joseph Cardenal Ratzinger dirigida a Mons. Thuc, que habla de una «indagación
bien sustentada» hecha por el Vaticano sobre las consagraciones y en la cual aclara
específicamente que Mons. Thuc consagró a Guérard, Carmona y Zamora (16).
- Una declaración del Vaticano de 1983 que menciona por el nombre a los que fueron
consagrados, y además -como es previsible- denuncia las consagraciones (17).
- La publicación de una carta de Mons. Thuc, fechada el 11 de julio de 1984, en la
que reconoce que en 1981 confirió el episcopado a «varios sacerdotes, a saber, a los Padres
M.L. Guérard des Lauriers O.P., Moisés Carmona y Adolfo Zamora» (18).
- La publicación de una entrevista a Mons. Guérard en la que él atestigua que Mons. Thuc
lo consagró el 7 de mayo de 1981, que «la consagración fue válida», que «se siguió íntegramente
el rito tradicional (exceptuando la lectura del mandato romano)», y que «Mons. Thuc y yo tuvimos la intención de hacer lo que hace la Iglesia» (19).


**********************************
11) Einsicht nº 12 (mayo, 1982), págs. 4-6.
12) Einsicht nº 11 (marzo, 1982), págs. 14-19.
13) Einsicht nº 11 (marzo, 1982), pág. 14: «Bischofsweihe S.E. Mgr. M.L. Guérard des Lauriers, o.p.: in Toulon am 7.Mai 1981; Konsekrator: S.E. Mgr. Pierre Martin Ngo-dinh-Thuc: nach dem ‘Pontificale Romanum summorum pontificum jussu editum a Benedicto XIV et Leone XIII. Pont. Max.’ (Ratisbonae, Romae, etc. 1908)». «Bischofsweihe S.E. Mgr. Moises Carmona und S.E. Mgr. Adolfo Zamora in Toulon am 17 Oktober 1981; Konsekrator: S.E. Mgr. Pierre Martin Ngo-dinh-Thuc: nach dem ‘Pontificale Romanum’ (Ratisbonae, Romae, etc. 1908, S. 520 ff).
14) CLARENCE KELLY, ET AL., Entrevista al Dr. Kurt Hiller, Munich, febrero de 1988, passim.
15) EBERHARD HELLER: «Eidesstattliche Erklärung zu den Bischofsweihen von I.E. Mgr. M.L. Guérard des Lauriers, Mgr. Moises Carmona und Mgr. Adolfo Zamora», Einsicht nº 21 (julio, 1991), pág. 47. «Um noch bestehende Zweifel an den von S.E.Mgr. Pierre Martin Ngo-dinh-Thuc gespendeten Bischofsweihen. die z.B. von bestimmten Personen und Gruppen in den U.S.A. geäußert werden, und weil seine Excellenz inzwischen verstorben ist, er sich also dazu selbst nicht mehr äußern kann, erkläre ich an Eides statt, da ich den betreffenden Konsekrationen durch Mgr. Ngo-dinh-Thuc persönlich beiwohnte: Ich bezeuge, daß S.E. Mgr. M.L. Guérard des Lauriers O.P. am 7.Mai 1981, I.E. Mgr. Moises Carmona und Mgr. Adolfo Zamora am 17 Oktober 1981 in Toulon/ Frankreich von S.E. Mgr. Pierre Martin Ngo-dinh-Thuc zu Bischöfen der hl. katholischen Kirche geweiht wurden. Die Konsekrationen erfolgten nach dem ‘Pontificale Romanum’ (Rom 1908). Mgr. Ngo-dinh-Thuc spendete die Weihen im Vollbesitz seiner geistigen Kräfte und in der Absicht, der Kirche aus ihrer Notsituation herauszuhelfen,
die er in seiner ‘Declaratio’ über die Sedisvakanz vom 25. Februar 1982 präzisierte. München, den 10. Juli 1991. E. Heller».
16) Ratzinger a Thuc, Carta del 1º de febrero de 1983: «Après le délai nécessaire à une enquête fondée, la S. Congrégation pour la Doctrine de la Foi a pu s’assurer qu’au moins depuis 1981... vous avez également conféré... l’ordination épiscopale au religieux français M.L. Guérard des Lauriers, OP, ainsi qu’aux prêtres mexicains Moises Carmona et Adolfo Zamora» («Luego de un plazo necesario para hacer una investigación fundada, la S. Congregación para la Doctrina de la Fe pudo asegurarse de que al menos desde 1981... usted ha conferido igualmente... la ordenación episcopal al religioso francés M.L. Guérard des Lauriers OP, así como a los sacerdotes mexicanos Moisés Carmona y Adolfo Zamora»).
17) S.C. Pro Doctrina Fidei, Notificatio, 12 de marzo de 1983, Acta Apostolicae Sedis (abril, 1983).
18) L’Osservatore Romano, edición inglesa, 24 de diciembre de 1984.
19) Sodalitium nº 4 (mayo, 1987), pág. 24: «Affermo che questa Consecrazione è valida... Atteso che: 1) il rito tradizionale è stato integralmente osservato (fatto eccezione della lettura del ‘mandato romano’!): 2) Mons. Thuc ed io avevamo l’intenzione di fare ciò che fa la Chiesa». Énfasis del autor.





- Una entrevista a Mons. Guérard en la que nuevamente afirma haber sido consagrado
el 7 de mayo de 1981, y que se siguió el rito íntegramente (20).
- Una entrevista al RP. Noel Barbara, hecha bajo juramento, en la que el Padre Barbara
declara que visitó a Mons. Thuc en 1982, y que Mons. Thuc reconoció que, de hecho,
consagró a Mons. Guérard y a Mons. Carmona (21).
Todas estas fuentes, por supuesto, coinciden en la cuestión fundamental: el hecho de que Mons. Thuc realizó el rito de consagración episcopal para M.L. Guérard des Lauriers
el 7 de mayo de 1981, y nuevamente para Moisés Carmona y Adolfo Zamora el 17 de
octubre de 1981.
Las declaraciones de los doctores Heller y Hiller, y de Mons. Guérard, y las leyendas de
las fotografías (escritas por el Dr. Heller), además, concuerdan en otra cuestión fundamental:
el hecho de que Mons. Thuc utilizó el rito tradicional para realizar las consagraciones




C. Un hecho establecido

Ante esta documentación, el lector razonablemente concluye que es un hecho que
Mons. Thuc realizó estas consagraciones y que es un hecho que usó el rito católico tradicional.
¿Porqué? Todos los documentos apuntan a los mismos hechos fundamentales. Las
partes involucradas nunca cambiaron su relato de los hechos. «Suena cierto».
Ese «suena cierto» que pensamos al considerar todos los hechos sobre esta cuestión o
cualquier otra, es resultado de la certeza moral, una norma de sentido común que aplicamos
permanentemente.
Los teólogos moralistas católicos dicen que la certeza moral se produce cuando nos damos
cuenta que es imposible que estemos equivocados sobre un hecho particular, ya que
lo opuesto a este hecho es tan improbable que sabemos que creerlo sería imprudente (22).
Esto implica, por lo tanto, considerar el opuesto de algo para ver su grado de probabilidad.
Un ejemplo (*) puede servir: Yo no vi morir a Elvis Presley. Pero su esposa, el médico,
el comisario y el enterrador afirman que murió.
Entonces pienso lo opuesto: que Elvis vive y anda acechando entre las góndolas del supermercado de mi barrio. Pero eso significaría que las cuatro personas que vieron su cadáver y que dicen que está muerto son todos unos mentirosos y forman parte de una
conspiración en masa. Esto es tan improbable que no podría creerlo. Por lo tanto, he llegado
a tener certeza moral sobre un hecho: Elvis -«El Rey»- está verdaderamente muerto.
En consecuencia, para llegar a tener certeza moral sobre las consagraciones Thuc, tenemos
que considerar si lo opuesto a las pruebas que poseemos es suficientemente probable
como para ser creíble: i.e., que Mons. Thuc no realizó la consagración de Mons.
Guérard ni de Mons. Carmona, o que si lo hizo no siguió el rito tradicional.


********************
20) JOSEPH F. COLLINS, Notas sobre la entrevista a Guérard, La Charité (Francia), agosto de 1987.
21) CLARENCE KELLY, ET AL., Entrevista a Noël Barbara, Greenwich CT, mayo de 1990.
22) Véase J. MCHUGH & C. CALLAN, Moral Theology, New York, Wagner 1929, 1, 643: «Los juicios son moralmente ciertos,cuando el error es imposible según lo que es habitual entre los hombres, lo opuesto de lo que sostiene la inteligencia es tan improbable que sería imprudente moverse a ello».
(*) Adnotatio editoris: Ne quid a devotis etiam rudis lectoribus celeretur, auctor reverendus planum facit se dicere
fabulam, latius in Statibus Foederatis Americae ab ephemeridibus aliis sordidis diffusam, quod E. Presley, citharoedum ac divum populo gratissimum (qui «Rex» appellabatur et obiit circa idibus Augusti, anno MCMLXXVII), non vero obiisse, sed vivit jam, quasi in occulto, interdum tamen se videndum praestans, praesertim uxoribus tabernas aromatarias frequentibus - exemplum immo vividum, etiamsi nimirum ab auctoribus probatis haud hucusque citatum [Sacerdotium].



Esto presupone las siguientes situaciones:
1) Que Mons. Thuc, Mons. Guérard, Mons. Carmona, Mons. Zamora (ya fallecidos) y dos
laicos archisedevacantistas mintieron, falsificaron fotografías dos veces, incurrieron en perjurio
en dos ocasiones y se involucraron en una conspiración complicadísima y muy bien
orquestada. 2) Que las seis personas más directamente involucradas estaban completamente
equivocadas al creer que habían ocurrido dos consagraciones episcopales. 3) Que Guérard,
Carmona y Zamora después confirieron ordenaciones y consagraciones episcopales que ellos
sabían que eran nulas e inválidas. 4) Que Guérard, Carmona y Zamora, ayudados e instigados
por los doctores Hiller y Heller, permitieron que Mons. Thuc los consagrara obispos
con un rito distinto del rito católico tradicional.
5) Que las personas que intervinieron en las consagraciones también engañaron a los
funcionarios del Vaticano sobre los acontecimientos, o bien hicieron que el Vaticano participara
de la conspiración.
Estas situaciones indudablemente son ridículas y absurdas, y no hay pruebas en absoluto
para sustentarlas. Pero son la única clase de teorías que alguien podría postular si quisiera
decir que no tenemos certeza moral alguna sobre el hecho de las consagraciones Thuc. Y
si acaso alguien piensa que estas alternativas son creíbles o probables, lo único que puedo
decirle es: Mantén tus ojos bien abiertos cuando estés en el supermercado...
Esto nos deja con la certeza moral sobre el hecho de las consagraciones Thuc; certeza
«que excluye todo temor de error y toda duda seria o prudente» (23). Esto es todo lo que los
teólogos exigen para cualquier sacramento. Ya que no tenemos ningún fundamento serio ni
prudente como para poner en duda la realización de las consagraciones, o que se empleó
el antiguo rito, debemos tomar a ambos acontecimientos como hechos establecido




CONTINUARA.........

segunda-feira, 9 de junho de 2014

Para vencer batalhas com São José.

Tríduo de São José

TRÍDUO DE SÃO JOSÉ

de 16 a 18 de março

Pelo sinal da Santa Cruz livrai-nos Deus de nossos inimigos, em nome do Pai, do Filho e do Espírito Santo. Amém.

V. Benditos e amados sejam os dulcíssimos nomes de Jesus, Maria e José.
R. Amém.


ORAÇÃO INICIAL PARA TODOS OS DIAS


V. A Vós recorremos, bondoso Patriarca, e, com todo o fervor de nosso afligido coração, Vos pedimos que, deste trono de glória em que Vos colocaram Vossas virtudes e merecimentos, escuteis propício nossas súplicas e tenhais piedade de nós.
R. Humildemente confessamos que nossas tribulações são penas de nossas culpas; por isso, com dor de coração, pedimos a Deus perdão de todas elas.

V. Amoroso São José, pelo amor que professais a Jesus e Maria Vossos e pela autoridade que sobre Eles exercestes aqui na Terra, intercedais agora por nós no Céu, escutando nossas petições e apresentando-as Vós mesmo a Vossa Esposa Imaculada e a Vosso Divino Filho, para que sejam favoravelmente ouvidas, para maior glória de Deus e santificação de nossas almas. 
R. Amém.

V. Castíssimo esposo da Virgem Maria e amável protetor meu, São José, jamais se ouviu dizer que alguém já tenha invocado Vossa proteção e implorado Vosso auxílio sem haver sido consolado! 
R. Cheio de confiança em Vosso poder, já que exercestes com Jesus o cargo de Pai, venho a Vossa presença e me encomendo a Vós com todo fervor.

V. Não desprezeis minhas súplicas, antes bem acolhei-as e dignai-Vos atendê-las piedosamente. 
R. Amém.


ORAÇÃO FINAL PARA TODOS OS DIAS


V. Gloriosíssimo Patriarca São José, castíssimo Esposo da Mãe de Deus;
R. Ao vosso amparo acudimos, não desprezais nossas súplicas e livrai-nos de todos os perigos.

V. Bendito Patriarca São José, rogai por nós.
R. Para que sejamos dignos da graça que imploramos.

V. Santíssima Virgem Maria, Mãe de Deus e Mãe nossa, uni Vossos rogos aos de Vosso castíssimo Esposo e, pelos maternais cuidados que dedicastes ao Menino Jesus, intercedei e rogai por nós, para que sejamos dignos de alcançar a graça que vos pedimos.
R. Amém.

V. Sacratíssimo Coração de Jesus, ouvi benigno as súplicas de Maria, cheia de graça, e de José, varão justo, para que, por sua intercessão, logremos o favor solicitado, se for para a maior honra e glória Vossa e o bem de nossas almas. Vós que viveis e reinais por todos os séculos dos séculos. 
R. Amém.


16/03

Rezar a ORAÇÃO INICIAL PARA TODOS OS DIAS

V. Aqui nós estamos em Vossa gloriosa presença, doce protetor nosso São José, implorando Vosso eficaz patrocínio. Dirige, ó Grande Santo, um olhar amoroso sobre nós, miseráveis filhos de Eva, e alcançai-nos a graça que Vos pedimos, juntamente com as três Virtudes: humildade, pureza e obediência, e a honra de morrer assistidos por Jesus, por vossa Esposa e por Vós, para vos bendissermos e vos louvarmos no Céu eternamente.  
R. Amém.


Rezar a ORAÇÃO FINAL PARA TODOS OS DIAS

Pedir a graça que se deseja: ______________________________________. 
Rezar sete Pai-Nossos e sete Ave-Marias em memória de os sete dores e alegrias de São José.
Rezar um Glória ao Pai em honra da Santíssima Trindade.



17/03

Rezar a ORAÇÃO INICIAL PARA TODOS OS DIAS

V. Aos Vossos pés nos prostramos com o mais humilde afeto, ó incomparável protetor nosso São José!, confiando em Vosso eficaz patrocínio. Dirige, ó grande Santo!, um olhar amoroso sobre nós, miseráveis pecadores filhos de Eva, e alcançai-nos a graça que Vos pedimos, juntamente com as três Virtudes: terna piedade, gratidão aos divinos benefícios e firme confiança em Deus, que tanto e com tanto fruto praticastes Vós mesmo, a fim de que, enriquecidos com elas, possamos expirar docemente nos braços de Jesus e Maria, e chegarmos depois em Vossa companhia no Céu, por toda a eternidade. 
R. Amém.


Rezar a ORAÇÃO FINAL PARA TODOS OS DIAS

Pedir a graça que se deseja: ______________________________________. 
Rezar sete Pai-Nossos e sete Ave-Marias em memória de os sete dores e alegrias de São José.
Rezar um Glória ao Pai em honra da Santíssima Trindade.



18/03

Rezar a ORAÇÃO INICIAL PARA TODOS OS DIAS

V. Prostrados ante Vós, insigne protetor nosso São José, acudimos também hoje em demanda de Vosso eficaz patrocínio. Dirige, Ó grande Santo!, um olhar amoroso sobre nós, miseráveis filhos de Eva, e apresentai nossas súplicas ao Pai Eterno, cujas vezes fizestes na terra tutelando seu Divino Filho; oferecei-as também ao Espírito Santo, de quem fostes representante, como Esposo de Maria; apresentai-as, enfim, ao Filho, para que sejam benignamente atendidas pela Santíssima Trindade, objeto de todo nosso amor, agora e sempre, por todos os séculos. 
R. Amém.


Rezar a ORAÇÃO FINAL PARA TODOS OS DIAS

Pedir a graça que se deseja: ______________________________________. 
Rezar sete Pai-Nossos e sete Ave-Marias em memória de os sete dores e alegrias de São José.
Rezar um Glória ao Pai em honra da Santíssima Trindade. 



Editado em 16/03/13, às 23:00, para corrigir erros gramaticais
_

O Manto Sagrado de São José:eficaz nas causas impossíveis.

MANTO SAGRADO DE SÃO JOSÉ


PREMISSA

Aconselha-se rezar estas orações por trinta dias consecutivos, em memória dos trinta anos de vida vividos por São José em companhia de Jesus Cristo, o Filho de Deus. São incontáveis as graças que se obtém de Deus, recorrendo a São José. Santa Teresa de Ávila (1515-1582) disse: “quem quer acreditar, faça a prova, para que se persuada”. Para nos propiciar mais facilmente o Seu auxilio, porém, é bom acompanhar estas orações com a promessa de uma oferta para o culto do Santo. É bom também ter uma pia lembrança pelas Almas do Purgatório e receber os Santos Sacramentos em espírito de penitência e propiciação. Com a mesma solicitude com que enxugamos as lágrimas do pobre que precisa de ajuda, podemos esperar que São José enxugará as nossas lágrimas. Será assim que o Manto de seu Patrocínio estender-se-á piedosamente sobre nós e nos será de válida defesa contra todos os perigos, para que possamos chegar todos, com a graça do Senhor, ao porto da eterna salvação. São José nos sorria propício e nos abençoe sempre.

São José, conforto dos aflitos, rogai por nós!


INÍCIO

In nonime Patris † et Fílii † et Spiritus Sancto †. Amen.

Jesus, Maria e José, eu Vos dou o meu coração e a minha alma.

Rezar 3 “Gloria Patri” à Santíssima Trindade (dando-Lhe graças por ter exaltado São José a uma dignidade inteiramente excepcional):

Gloria Patri, et Filio, et Spiritui Sancto. Sicut erat in principio, et nunc, et semper, et in saecula saeculorum. Amen.
Glória ao Pai e ao Filho e ao Espírito Santo. Assim como era no princípio, agora e sempre, e por todos os séculos dos séculos. Amen.


OFERECIMENTO

Eis-me, ó grande Patriarca, prostrado devotamente diante de Vós. Apresento-Vos este Manto precioso e ao mesmo tempo Vos ofereço o propósito da minha devoção fiel e sincera. Tudo o que poderei fazer em Vossa honra durante a minha vida tenciono fazê-lo para Vos mostrar o amor que Vos tenho. Ajudai-me, São José. Assisti-me, agora e durante toda a minha vida, mas especialmente assisti-me na hora da minha morte, como Vós fostes assistido por Jesus e por Maria, para que Vos possa um dia honrar na Pátria celeste por toda a eternidade. Amém!

Ó glorioso Patriarca São José, prostrado diante de Vós, apresento-Vos com devoção as minhas homenagens e começo por Vos oferecer esta preciosa coleta de orações em memória das inumeráveis virtudes que ornaram Vossa santa pessoa. Em Vós teve cumprimento o sonho misterioso do antigo José, cuja figura antecipou a Vossa: não só, de fato, o Sol divino cingiu-Vos com seus luminosíssimos raios, mas também a mística Lua, Maria, Vos aclarou com a sua doce luz. Ó glorioso Patriarca, se o exemplo de Jacó, que se regozijou pessoalmente com seu filho predileto, exaltado sobre o trono do Egito, serviu para arrastar também os outros filhos à salvação, não me valerá o exemplo de Jesus e de Maria, que Vos honraram com toda a sua estima e com toda a sua confiança, para trazer a mim também, para tecer em Vossa honra este Manto precioso? Eia pois, ó grande Santo, fazei que o Senhor volva sobre mim um olhar benévolo. E, como o antigo José não expulsou os irmãos culpados, mas, pelo contrário, os acolheu cheio de amor, os protegeu e os salvou da fome e da morte, assim Vós, ó glorioso Patriarca, mediante a Vossa intercessão, fazei com que o Senhor nunca queira me abandonar neste vale de degredo. Alcançai-me, além disso, a graça de me conservar sempre entre os Vossos servos devotos, que vivem serenos sob o Manto do Vosso patrocínio. Este patrocínio eu desejo tê-lo em cada dia da minha vida e no momento do meu último suspiro. Amém!


ORAÇÃO

Salve, ó glorioso São José, depositário dos tesouros incomparáveis do Céu e pai putativo d’Aquele que alimenta todas as criaturas. Depois de Maria Santíssima, sois Vós o Santo mais digno de nosso amor e merecedor de nossa veneração. Entre todos os santos, só Vós tivestes a honra de criar, guiar, alimentar e abraçar o Messias que tantos Profetas e Reis desejaram ver. São José, salvai a minha alma e alcançai-me da Misericórdia Divina a graça que humildemente imploro (pedir a graça). E também alcançai para as Benditas Almas do Purgatório um grande alivio para os seus sofrimentos.

Rezar 3 “Gloria Patri”

Ó poderoso São José, fostes declarado Patrono Universal da Igreja, e eu Vos invoco, entre todos os Santos, como fortíssimo protetor dos miseráveis, e bendigo mil vezes o Vosso coração, sempre pronto a socorrer toda espécie de necessidade. A Vós, ó querido São José, recorrem a viúva, o órfão, o abandonado, o aflito, toda espécie de desventurados; não há dor, angústia ou desgraça que Vós não tenhais piedosamente socorrido. Dignai-Vos, portanto, usar em meu favor os meios que Deus pôs em Vossas mãos, para que eu possa conseguir a graça que Vos peço. E Vós, Santas Almas do Purgatório, suplicai a São José por mim.

Rezar 3 “Gloria Patri”

A tantos milhares de pessoas que Vos suplicaram antes de mim, Vós destes conforto e paz, graças e favores. A minha alma, triste e amargurada, não encontra repouso no meio das angústias que a oprimem. Vós, ó querido Santo, conheceis todas as minhas necessidades, ainda antes que eu as exponha na oração. Vós sabeis quanto preciso da graça que Vos peço. Eu me prostro na Vossa presença e suspiro, ó querido São José, sob o grande peso que me oprime. Nenhum coração humano está tão próximo de mim que eu possa confiar meus sofrimentos; e mesmo que eu encontrasse compaixão junto a alguma alma caridosa, ela todavia não me poderia valer. A Vós, portanto, recorro e espero que não queirais me rejeitar, porque Santa Teresa disse, e deixou escrito em suas memórias: “Qualquer graça que pedirdes a São José, será certamente concedida.” Ó São José, consolador dos aflitos, tende piedade da minha dor e tende piedade das Santas Almas do Purgatório, que tanto esperam de nossas orações.

Rezar 3 “Gloria Patri”

Ó excelso Santo,
Pela Vossa perfeitíssima obediência a Deus, tende piedade de mim.
Pela Vossa santa vida, cheia de merecimentos, atendei-me.
Pelo Vosso queridíssimo Nome, ajudai-me.
Pelo Vosso clementíssimo Coração, socorrei-me.
Pelas Vossas santas lágrimas, confortai-me.
Pelas Vossas sete dores, tende compaixão de mim.
Pelas Vossas sete alegrias, consolai o meu coração.
De todo o mal da alma e do corpo, libertai-me.
De todo perigo e desgraça, livrai-me.

Socorrei-me com a Vossa santa proteção e impetrai-me, na Vossa misericórdia e poder, o que me é necessário e, sobretudo, a graça do que mais preciso. Às Almas queridas do Purgatório, alcançai a pronta libertação dos seus sofrimentos.

Rezar 3 “Gloria Patri”

Ó glorioso São José, são inúmeros as graças e os favores que Vós alcançais para os pobres aflitos. Doentes de todo gênero, oprimidos, caluniados, traídos, privados de qualquer humano conforto, míseros necessitados de pão ou de apoio, imploram o Vosso real patrocínio e seus pedidos são atendidos. Eia! Não permitais, ó São José caríssimo, que seja eu, entre tantas pessoas beneficiadas, a única a ficar sem a graça que Vos peço. Mostrai-Vos, também para comigo, poderoso e generoso, e eu, agradecendo-Vos, exclamarei: “Viva para toda a eternidade o glorioso Patriarca São José, meu grande protetor e especial libertador das Almas santas do Purgatório”.

Rezar 3 “Gloria Patri”

Ó Eterno e Divino Pai, pelos méritos de Jesus e de Maria, dignai-Vos conceder-me a graça que imploro. Em nome de Jesus e de Maria, eu me prostro na Vossa Divina Presença e peço-Vos devotamente que queirais aceitar a minha firme decisão de perseverar nas fileiras dos que vivem sob o patrocínio de São José. Abençoai, portanto, o precioso Manto que hoje dedico a ele qual penhor da minha devoção.

Rezar 3 “Gloria Patri”


PIEDOSAS SÚPLICAS EM MEMÓRIA DA VIDA ESCONDIDA DE SÃO JOSÉ COM JESUS E MARIA

São José, rogai a Jesus que venha em minha alma e a santifique.
São José, rogai a Jesus que venha no meu coração e o inflame de caridade.
São José, rogai a Jesus que venha em minha Inteligência e a ilumine.
São José, rogai a Jesus que venha na minha vontade e a fortifique.
São José, rogai a Jesus que venha nos meus pensamentos e os purifique.
São José, rogai a Jesus que venha nos meus afetos e os regre.
São José, rogai a Jesus que venha nos meus desejos e os dirija.
São José, rogai a Jesus que venha nas minhas obras e as abençoe.
São José, alcançai-me de Jesus o seu santo amor.
São José, alcançai-me de Jesus a imitação das Suas virtudes.
São José, alcançai-me de Jesus a verdadeira humildade de espírito.
São José, alcançai-me de Jesus a mansidão do coração.
São José, alcançai-me de Jesus a paz da alma.
São José, alcançai-me de Jesus o santo temor de Deus.
São José, alcançai-me de Jesus o desejo da perfeição.
São José, alcançai-me de Jesus a doçura de caráter.
São José, alcançai-me de Jesus um coração puro e caridoso.
São José, alcançai-me de Jesus a graça de suportar com paciência os sofrimentos da vida.
São José, alcançai-me de Jesus a sabedoria das verdades eternas.
São José, alcançai-me de Jesus a perseverança em fazer o bem.
São José, alcançai-me de Jesus a fortaleza para suportar as cruzes.
São José, alcançai-me de Jesus o desprendimento dos bens terrenos.
São José, alcançai-me de Jesus de caminhar pelo caminho estreito do Céu.
São José, alcançai-me de Jesus de ser livrado de toda a ocasião de pecar.
São José, alcançai-me de Jesus um santo desejo do Paraíso.
São José, alcançai-me de Jesus a perseverança final.
São José não me afastais de Vós.
São José, fazei que o meu coração nunca cesse de Vos amar, e a minha língua de Vos louvar.
São José, pelo amor que tiveste a Jesus, ajudai-me a amá-lO.
São José, dignai-Vos acolher-me como Vosso devoto.
São José, eu me entrego a Vós: aceitai-me e socorrei-me.
São José, não me abandonais na hora da morte.

Jesus, Maria e José, eu Vos dou o meu coração e a minha alma.

Rezar 3 “Gloria Patri”


LADAINHA DE SÃO JOSÉ


Latim
Português

Kyrie, eleison, Kyrie, eleison,
Christe, eleison, Christe, eleison,
Kyrie, eleison, Kyrie, eleison,
Christe, audi nos, Christe, audi nos,
Christe, exaudi nos, Christe, exaudi nos,
Pater de coelis Deus, miserere nobis.
Fili Redemptor mundi Deus, miserere nobis.
Spiritus Sancte Deus, miserere nobis.
Sancta Trinitas, unus Deus, miserere nobis.
Sancta Maria, ora pro nobis.
Sancte Joseph, ora pro nobis.
Proles David inclyta, ora pro nobis.
Lumen Patriarcharum, ora pro nobis.
Dei Genitricis Sponse, ora pro nobis.
Custos pudice Virginis, ora pro nobis.
Fili Dei nutricie, ora pro nobis.
Christi defensor sedule, ora pro nobis.
Almæ Familiæ præses, ora pro nobis.
Joseph justissime, ora pro nobis.
Joseph castissime, ora pro nobis.
Joseph prudentissime, ora pro nobis.
Joseph fortissime, ora pro nobis.
Joseph oboedientissime, ora pro nobis.
Joseph fidelissime, ora pro nobis.
Speculum patientiæ, ora pro nobis.
Amator paupertatis, ora pro nobis.
Exemplar opificum, ora pro nobis.
Domesticæ vitæ decus, ora pro nobis.
Custos Virginum, ora pro nobis.
Familiarum columen, ora pro nobis.
Solatium miserorum, ora pro nobis.
Spes ægrotantium, ora pro nobis.
Patrone morientium, ora pro nobis.
Terror dæmonum, ora pro nobis.
Protector Sanctæ Ecclesiæ, ora pro nobis.

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, parce nobis, Domine.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, exaudi nos, Domine.
Agnus Dei, qui tollis peccata mundi, miserere nobis.
V) Constituit eum dominum domus suæ.
R) Et principem omnis possessionis suæ.

Oremus

Deus qui ineffabili providentia beatum Joseph sanctissimæ Genitricis tuæ sponsum eligere dignatus es: præsta quæsumus, ut quem protectorem veneramur in terris, intercessorem habere mereamur in coelis. Qui vivis et regnas in sæcula sæculorum. Amen.

Senhor, tende piedade de nós.
Cristo, tende piedade de nós.
Senhor, tende piedade de nós.
Jesus Cristo, ouvi-nos.
Jesus Cristo, atendei-nos.
Deus Pai do Céu, tende piedade de nós.
Deus Filho Redentor do mundo, tende piedade de nós.
Deus Espírito Santo, tende piedade de nós.
Santíssima Trindade, que sois um só Deus, tende piedade de nós.
Santa Maria, rogai por nós.
São José, rogai por nós.
Nobre descendência de Davi, rogai por nós.
Luz dos Patriarcas, rogai por nós.
Esposo da Mãe de Deus, rogai por nós.
Guarda puríssimo da Virgem, rogai por nós.
Vós que criastes o Filho de Deus, rogai por nós.
Zeloso defensor de Cristo, rogai por nós.
Chefe da Sagrada Família, rogai por nós.
Ó José, justíssimo, rogai por nós.
Ó José, castíssimo, rogai por nós.
Ó José, prudentíssimo, rogai por nós.
Ó José, fortíssimo, rogai por nós.
Ó José, obedientíssimo, rogai por nós.
Ó José, fidelíssimo, rogai por nós.
Espelho de paciência, rogai por nós.
Amante da pobreza, rogai por nós.
Modelo dos operários, rogai por nós.
Honra da vida doméstica, rogai por nós.
Guarda das virgens, rogai por nós.
Amparo das famílias, rogai por nós.
Conforto dos que sofrem, rogai por nós.
Esperança dos enfermos, rogai por nós.
Padroeiro dos moribundos, rogai por nós.
Terror dos demônios, rogai por nós.
Protetor da Santa Igreja, rogai por nós.

Cordeiro de Deus, que tirais o pecado do mundo, perdoai-nos Senhor.
Cordeiro de Deus, que tirais o pecado do mundo, ouvi-nos Senhor.
Cordeiro de Deus, que tirais o pecado do mundo, tende piedade de nós.

V. O Senhor o constituiu dono da sua casa.
R. E príncipe de todos os seus bens.

Oremos
Ó Deus que por inefável providência Vos dignastes escolher o bem-aventurado São José para esposo de Vossa Mãe Santíssima, concedei-nos, Vos pedimos, que, venerando-o aqui na Terra como protetor, mereçamos tê-lo no Céu como intercessor. Vós que viveis e reinais pelos séculos dos séculos. Amém!




INVOCAÇÕES A SÃO JOSÉ

Lembrai-Vos, ó virginal esposo da Maria Virgem, ó meu querido protetor São José, que nunca se ouviu dizer que alguém, tendo invocado o Vosso patrocínio e pedido a Vossa ajuda, não tivesse sido por Vós consolado. Com esta confiança, venho até Vós e a Vós encarecidamente me recomendo. Ó São José, escutai a minha prece, acolhei-a piedosamente e atendei-a. Amém!
Glorioso São José, esposo de Maria e pai davídico de Jesus, tomai conta de mim, velai por mim. Ensinai-me a trabalhar pela minha santificação e tomai sob o Vosso piedoso cuidado as necessidades urgentes que hoje confio à Vossa solicitude paternal. Afastai os obstáculos e as dificuldades e fazei que o feliz êxito do que Vos peço seja para a maior glória do Senhor e pelo bem de minha alma. Em sinal da minha mais viva gratidão, prometo-Vos tornar conhecidas as Vossas glórias, enquanto de todo coração bendigo o Senhor que Vos quis tão poderoso no Céu e na Terra. Amém!

FECHO DO MANTO

Ó glorioso São José, que Deus pôs na chefia e guarda da mais santa dentre as famílias, dignai-Vos ser-me, do Céu, custódio da minha alma que pede para ser aceita sob o Manto da Vosso patrocínio. Desde agora, eu Vos elejo pai, protetor, guia; e ponho sob Vossa especial custódia a minha alma, o meu corpo, tudo o que possuo e sou, a minha vida e a minha morte. Olhai-me como Vosso filho; defendei-me de todos os meus inimigos visíveis e invisíveis; assisti-me em todas as necessidades; consolai-me em toas as amarguras da vida, mas especialmente na agonia da morte. Dirigi uma palavra por mim Àquele amável Redentor que, quando Criança, levastes em Vossos braços, e àquela Virgem gloriosa, de quem fostes diletíssimo esposo. Impetrai-me as bênçãos que julgais proveitosas ao meu verdadeiro bem, à minha salvação eterna, e eu procurarei não me tornar indigno de Vosso especial patrocínio. Amém!


A oração a seguir foi introduzida por Papa Leão XIII, com a Enc. Quanquam pluries (http://religiosita.blogspot.com/2013/08/quamquam-pluries.html), de 15 de agosto de 1889, com indulgência de 7 anos e 7 Quaresmas toda vez que se reza esta oração:

A Vós recorremos, ó bem-aventurado São José, em nossas tribulações e depois de ter implorado o auxilio de Vossa Santíssima Esposa, cheios de confiança, solicitamos também a Vosso patrocínio. Por esse laço sagrado de caridade que Vos uniu à Virgem Imaculada, Mãe de Deus e pelo amor paternal que tivestes para com o Menino Jesus, ardentemente suplicamos que lanceis um olhar benigno sobre a herança que Jesus Cristo conquistou com o seu sangue e nos assistais em nossas necessidades com o Vosso auxilio e poder.
Protegei, ó guarda providentíssimo da Sagrada Família, a raça eleita de Jesus Cristo. Afastai para longe de nós, ó Pai amantíssimo, a peste do erro e do vício. Assisti-nos do alto do céu, ó nosso fortíssimo sustentáculo, na luta contra o poder das trevas e assim como outrora salvastes da morte a vida ameaçada do Menino Jesus, assim também defendei agora a Santa Igreja de Deus das ciladas dos seus inimigos e de toda a adversidade. Amparai a cada um de nós com o Vosso constante patrocínio, afim de que, a Vosso exemplo e sustentados com o Vosso auxílio possamos viver virtuosamente, morrer piedosamente e obter no céu a eterna bem-aventurança. Amém!

Fonte:http://www.centrosangiorgio.com/armi_soprannaturali/sacro_manto/sacro_manto_san_giuseppe.htm
Tradução: Giulia d'Amore di Ugento
Dúvidas, sugestões, correções: clique aqui.

*